Una vacuna en parche, sin agujas, más segura y más barata
Tras 161 años usando la aguja hipodérmica y la jeringa, empiezan a aparecer alternativas como los nanoparches (Nanopatch). La idea se basa en conseguir que los fármacos atraviesen la piel de forma segura e indolora.
Los nanoparches, del tamaño de un sello, introducirían en la piel la sustancia activa a través de cientos de filamentos microscópicos. Además de no causar dolor y de reducir el riesgo de contaminación y accidentes, los nanoparches no necesitarían refrigeración, por lo que su transporte sería más sencillo y barato.
En el caso de las vacunas, los nanoparches tendrían ventajas adicionales sobre las inyecciones tradicionales: las agujas hipodérmicas inyectan el antígeno en los músculos, pero estos tejidos tienen un bajo número de células del sistema inmunitario. En cambio, este tipo de células son mucho más numerosas en la piel, por lo que los nanoparches requerirían dosis mucho menores para obtener la efectividad de las inyecciones. Por otra parte, al no requerir refrigeración, los nanoparches ayudarían a resolver el problema de distribución de las vacunas tradicionales, pues se estima que en algunas regiones del mundo la mitad de las vacunas puede tener una eficiencia menor por causa de una refrigeración inadecuada
Mark Kendall muestra cómo esta pequeña pieza de silicio puede superar las cuatro principales deficiencias de la aguja y la jeringa moderna a un coste infinitamente menor.
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