Tomar el sol sin daños colaterales(1, 2)

Por fin llegan las vacaciones. Muchos optaremos por aliviar el calor propio de agosto pasando unos días en la playa, mientras que otros y otras preferirán disfrutar de paisajes montañosos; e incluso habrá quién tenga la suerte de poder alternar la bulliciosa costa con el interior, por lo general más sosegado. En cualquiera de los casos es bastante probable que durante estos días aumente muy notablemente el tiempo que nos exponemos a la luz solar, así como las partes del cuerpo que verán el sol después de los largos meses de invierno en los que nos cubrimos de ropa hasta el cuello. Es por ello que recordar, ni que sea brevemente, los beneficios y perjuicios asociados a la exposición solar merece un poco de atención.

Sabido es que demasiado sol produce quemaduras y altera procesos que afectan al crecimiento y apariencia de la piel. De hecho, cuanta más dosis solar recibe, antes envejece la piel; y además, varias enfermedades –algunas muy graves- están estrechamente relacionadas con el tiempo e exposición de la piel al astro rey. No obstante, también es cierto que el ser humano ha sido diseñado para recibir a diario la luz solar, y aprovechar sus muchas cualidades. El sol nos ayuda a:

  • Mantener nuestros patrones circadianos; es decir, a permanecer despiertos durante el día y dormir por la noche.
  • A que la piel produzca vitamina D, que es necesaria para la función normal de los huesos y del sistema inmunitario.
  • Facilitar el engrosamiento de la epidermis, reforzando la pigmentación y así protegernos de las quemaduras solares y reducir los daños en el ADN causados por la radiación.
  • Modular ciertas reacciones del sistema inmunitario.
  • Aumentar la producción de serotonina y los niveles de endorfinas. Tiene, por tanto, cierto efecto analgésico e induce el buen humor.
  • Superar una forma de depresión llamada trastorno afectivo estacional.

En contrapartida, demasiada exposición a los rayos solares puede provocar diversos efectos nocivos para la salud:

  • Quemaduras de la piel que en casos extremos pueden llegar a ser muy graves.
  • Lesiones oculares que pueden ir desde una simple conjuntivitis a lesiones graves en la córnea, el cristalino o la retina.
  • Fotoenvejecimiento que se caracteriza por la aparición de arrugas, pecas, lentigos solares y de pequeñas venas en la piel (telangiectasias).
  • Queratosis actínica que es una lesión degenerativa precancerosa de morfología variable que comúnmente se encuentra en la cara, los labios, las orejas, el dorso de las manos, los antebrazos, el cuero cabelludo o el cuello.
  • Carcinomas basocelulares. Son los más frecuentes. Aparecen sobre todo a partir de los 50 años. Con gran frecuencia se localizan en la cara, el cuello y las manos. Rara vez se diseminan.
  • Carcinomas espinocelulares. También aparecen sobre todo a partir de los 50 años; y asimismo, con gran frecuencia se localizan en la cara, el cuello y las manos.
  • Melanoma maligno que es el tipo de cáncer cutáneo menos frecuente, pero también el más grave.

En suma, si queremos tomar el sol sin daños colaterales es muy importante tener en cuenta que:

  • La mejor manera de hacerlo es evitando las exposiciones prolongadas.
  • Las horas más apropiadas son antes de las diez de la mañana y después de las cuatro de la tarde.
  • Hay que evitar tomar el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde cuando los rayos del sol son más intensos; y si lo hace, utilice un protector solar adecuado. (Un protector solar etiquetado con un FPS 15 significa que tardará 15 veces más en quemarse, comparado con lo que tardaría sin utilizar protector solar; un protector solar con un FPS 30 significa que tardará 30 veces más tiempo quemarse; y así sucesivamente.)
  • Los componentes de los protectores solares se absorben a través de la piel y algunos son tóxicos. Es por ello que conviene usar protectores ecológicos y verificar su fecha de caducidad, ya que ciertos ingredientes se descomponen con el tiempo y pierden su eficacia.
  • Una buena sombra es más saludable que la luz solar directa, sobre todo si está en una zona tropical; y por supuesto, es el mejor protector solar que existe.
  • Para caminar bajo el sol, utilice ropa protectora, gafas, y gorra, especialmente si se hace en zonas de alta montaña, ya que la protección atmosférica es menor. Si está en el trópico, procure cambiar de plan.
  • Proteja a los niños. Suelen ser más vulnerables que los adultos. Cuando estén al aire libre, hay que protegerlos de la exposición a los rayos ultravioleta. Los bebés deben permanecer siempre a la sombra.
  • Según sea el contenido de pigmentos de su piel, varía el nivel de protección contra la luz solar natural. Las personas de piel más oscura tienen menor riesgo de sufrir daños relacionados con el sol. Para satisfacer las necesidades de vitamina D es suficiente tomar el sol entre 10 o 15 minutos al día en el dorso de las manos, brazos y cara.

Fuentes:

  1. https://www.who.int/phe/publications/solaruvflyer2006_es.pdf?ua=1. Consultado el 5/7/2019.
  2. https://www.who.int/features/qa/40/es/. Consultado el 5/7/2019.