Olor y emoción

Un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Rockfeller (Nueva York)1 ha determinado la capacidad del ser humano para distinguir más de un trillón de olores.

Enrique Sanz Bascuñana, aromatólogo y fundador del Instituto ESB, observa una conexión casi instantánea entre aroma, cerebro y emoción y afirma que los olores no son agradables ni desagradables, somos nosotros los que con nuestras experiencias les damos esa calificación.

Desde la neurología, el doctor David A. Pérez, jefe de la sección de Neurología del Hospital Universitario Infanta Cristina (Madrid), explica que el bulbo olfatorio tiene conexiones directas con el sistema límbico y con la amígdala, ambos vinculados con la modulación de las emociones. A pesar de que esta relación entre las experiencias vividas, las emociones y los olores no ha sido objeto de estudio en demasiadas ocasiones, el doctor nos recuerda un trabajo experimental en el que se demuestra con pruebas de neuroimagen cómo se activan determinadas áreas del cerebro cuando son expuestas a ciertos estímulos olfativos. Se trata de un estudio llevado a cabo entre veteranos de la Guerra del Golfo: los soldados que eran víctimas de estrés postraumático activaban, ante un olor asociado con el campo de batalla, dos áreas clave del cerebro en la modulación de las emociones: la amígdala y el córtex frontal.

La anosmia, o ausencia total de olfato, afecta al 2% de la población mundial (cifra que no difiere demasiado del 2,2% de personas ciegas o el 2,3% que padece sordera). ¿Qué ocurre en el cerebro de aquellas personas que carecen del sentido del olfato?  Ante esta cuestión el doctor Pérez admite que no puede dar una respuesta documentada ya que la ciencia todavía no ha estudiado esta circunstancia. Solo se puede referir a un par de estudios hechos con cobayas y ratones en los que «se ha podido comprobar cómo después de haberles extirpado el bulbo olfatorio, los animales han manifestado reacciones hiperemocionales», apunta.

  1. Bushdid C, Magnasco MO, Vosshall LB, Keller A. Humans can discriminate more than 1 trillion olfactory stimuli. Science. 2014 Mar 21;343(6177):1370-2.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2014/11/17/buenavida/1416227400_409728.html