La comunicación apreciativa es también un componente clave de la Appreciative Inquiry (AI)

No es ningún secreto que la comunicación, tanto en el plano interpersonal como interinstitucional y corporativo, es el principal fluido por el que se articulan y desarrollan las relaciones humanas en general. Así pues, de una buena o mala comunicación depende en gran medida el grado de entendimiento entre los distintos stakeholders implicados en cualquier tarea, empresa o proyecto común. Es más, la comunicación con nuestro entorno personal más próximo es decisiva incluso para disfrutar de cierta armonía en nuestra vida cotidiana.
Con independencia del canal de comunicación elegido, para que el acto de comunicar surta el efecto deseado siempre es conveniente distinguir los contenidos, mensajes y/o conceptos de las formas; es decir, para mejorar nuestras habilidades comunicativas lo primero es aprender a diferenciar el qué del cómo. De hecho, es muy frecuente –demasiado- tanto percibir contenidos totalmente pertinentes envueltos en formas que producen el rechazo automático del receptor, como mensajes sorprendentemente atractivos y seductores y, no obstante, absolutamente vacuos.
De ahí la importancia e interés de desarrollar un modelo de comunicación que tienda a aunar ambas cuestiones; y justo este es el propósito principal de la comunicación apreciativa. En efecto, «la comunicación apreciativa es el acto de reconocer lo que otros dicen, escuchando activamente lo que otros tienen que decir (…) Podríamos decir que la comunicación apreciativa es mostrar aprobación y favor cuando hay un intercambio de ideas entre personas»1; de modo que, un acto de comunicación puede considerarse apreciativo cuando confluyen, al menos, las condiciones siguientes:
- Es imprescindible que el mensaje sea veraz; es decir, el error es legítimo por inevitable, pero el engaño nunca lo es.
- La escucha tiene que ser activa; y desde luego, con fingir no basta. El receptor debe mostrar verdadero interés por aquello que tratan de transmitirle. Uno de los principales rasgos de la comunicación apreciativa es que haya contacto, proximidad, interacción y verdadero intercambio de ideas entre los protagonistas.
- Siempre hay que evitar interrumpir; por descontado. En caso contrario, el efecto puede ser incluso adverso.
- También hay que tener en cuenta que la comunicación apreciativa no significa necesariamente estar de acuerdo en todo con nuestro interlocutor. De hecho, tener una opinión diferente sobre cualquier asunto, además de no ser una situación extraña, es enriquecedora; y, por tanto, cuando llega el propio turno es pertinente discrepar abiertamente sin recurrir a ambigüedades ni a eufemismos tan en boga hoy en día. Es mucho mejor ser sincero y directo; lo que no impide ser amable, respetuoso, positivo, reconocer el valor, e incluso mostrar gratitud por la aportación de ideas ajenas.
- Una buena forma de discrepar en clave positiva es lo que en el argot de AI se denomina “regalar preguntas”; esto es, expresar la discrepancia mediante cuestiones que, de acuerdo a nuestra manera de ver, no satisfacen la propuesta planteada.
- Y finalmente, hay que evitar a toda costa pasarse de apreciativo hasta el extremo de confundir a nuestro interlocutor de forma que interprete como habilidad, felicitación o reconocimiento de un trabajo bien hecho, lo que en realidad es una carencia o un error. Tal vez este sea el mayor riesgo asociado a la comunicación apreciativa mal entendida y peor aplicada.
Por lo demás, la implantación efectiva de la comunicación apreciativa en cualquier organización supone en todos los casos una reducción significativa del estrés laboral con la consiguiente mejora del clima laboral2, que es algo siempre deseable, y que sintoniza en especial con el espíritu y mensaje de estas fechas en que damos la bienvenida al año nuevo.
Referencias:
- http://www.preventon.de/en/Appreciative-Communication-212.html. Consultado el 6/5/2017.
- http://tenio.articlealley.com/how-to-practice-appreciative-communication-2234498.html. Consultado el 6/5/2017.