Síndrome afectivo estacional y melatonina

El trastorno afectivo estacional, del inglés Seasonal Affective Disorder (SAD), es un trastorno emocional que afecta a entre un 1-10% de la población que está ligado a la reducción de horas de sol que acarrea la llegada de las estaciones frías del año. Se da con mayor frecuencia en latitudes altas y entre mujeres.
La teoría más aceptada es que son los cambios en la cantidad de horas de sol lo que desencadenan este tipo de trastorno. La cantidad de sol diaria influye en nuestros ritmos circadianos. Estos controlan infinidad de procesos fisiológicos de nuestro cuerpo como pueden ser la temperatura del cuerpo, el sueño o la reproducción entre otros. El estímulo lumínico responsable es la luz solar en el espectro del azul de 488nm. La molécula encargada de su detección es el pigmento fotosensible melanopsina, que está codificado por el gen OPN4.
Variaciones en este gen han sido relacionadas con una mayor predisposición para este trastorno[i]. Este gen está bastante conservado en los mamíferos (Opn4m) y tiene homólogos en otras especies de vertebrados no mamíferos (Opn4x). Los mamíferos perdimos el Opn4x muy pronto en nuestra evolución, hará unos 360 millones de años, cuando los mamíferos eran eminentemente una especie nocturna[ii].
La melanopsina se encuentra en las células ganglionares fotosensibles de la retina. Estas transmiten su señal al núcleo supraquiasmático, que a su vez se comunica con la glándula pineal. Esta es considerada como un tercer ojo debido a las funciones que realiza. Está encargada de sintetizar la sustancia esencial en el control de los ciclos circadianos: la melatonina, una neurohormona que proviene del neurotransmisor serotonina. En la síntesis de la melatonina intervienen enzimas que solamente están activas durante las horas de oscuridad, provocando que el pico de síntesis y de concentración de melatonina se dé durante la mitad del sueño, para empezar a decaer al llegar al alba. La melatonina es en definitiva la neurohormona que regula todas nuestras funciones en las que está implicados los ciclos circadianos y estacionales.
Una curiosidad es que esta función de estas células ganglionares de la retina se descubrió al observar que ratones carentes en conos y bastones (las células encargadas de la visión en color y en blanco y negro respectivamente) eran capaces de responder a ciertos estímulos lumínicos. Es por eso que hoy en día a las personas ciegas no se les enuclea los ojos, ya que estos, aunque no sean de capaces de ver los estímulos visuales responsables de la imagen, sí que pueden retener la capacidad de captar los cambios cíclicos estacionales.
Para el tratamiento del trastorno afectivo estacional podemos usar la fototerapia o el uso de antidepresivos. La fototerapia ha demostrado una efectividad equivalente al uso de inhibidores de la recaptación de serotonina en el tratamiento del trastorno afectivo estacional[iii] y suele conllevar menores efectos secundarios que la otra opción. Consiste en el uso de una fuente de luz que contenga el espectro de color azul durante un tiempo determinado con el fin de reajustar el ciclo circadiano. Otra opción también valida es el uso de sistemas lumínicos que simulen el amanecer[iv].
[i] Roecklein KA, Rohan KJ, Duncan WC, Rollag MD, Rosenthal NE, Lipsky RH, et al. A missense variant (P10L) of the melanopsin (OPN4) gene in seasonal affective disorder. J Affect Disord. 2009;114(1-3):279-85
[ii] Bellingham J, Chaurasia SS, Melyan Z, Liu C, Cameron MA, Tarttelin EE, et al. Evolution of melanopsin photoreceptors: discovery and characterization of a new melanopsin in nonmammalian vertebrates. PLoS Biol. 2006;4(8):e254
[iii] Lam RW, Levitt AJ, Levitan RD, Enns MW, Morehouse R, Michalak EE, et al. The Can-SAD study: a randomized controlled trial of the effectiveness of light therapy and fluoxetine in patients with winter seasonal affective disorder. Am J Psychiatry. 2006;163(5):805-12
[iv] Avery, D. H.; Eder, D. N.; Bolte, M. A.; Hellekson, C. J.; Dunner, D. L.; Vitiello, M. V.; Prinz, P. N. (2001). “Dawn simulation and bright light in the treatment of SAD: A controlled study”. Biological Psychiatry 50 (3): 205–216