Elevada presencia de plaguicidas en población española no expuesta laboralmente
A la vista de los resultados de un estudio publicado por Guillermo Burillo-Putze del Grupo de Investigación en Toxicología Clínica del Hospital Universitario de Canarias, en el número de julio-agosto de 2014 de la Gaceta Sanitaria1, el 99,45% de la población tinerfeña adulta no expuesta laboralmente presentaba ya en el año 2007 entre 4 y 8 residuos (IC95%) de alguno de los 24 plaguicidas analizados mediante cromatografía de gases/espectrometría de masas en el 2007.
Los investigadores detectaron residuos de plaguicidas en el 99,4% de los participantes (sólo dos resultaron plenamente limpios de los compuestos analizados), con una media de seis pesticidas por persona. La bifentrina, un insecticida piretroide que se utiliza principalmente contra la hormiga roja de fuego importada, y el malatión, otro insecticida del grupo de los organofosforados, son los dos compuestos más detectados, presentes en el 80% de los participantes en este estudio.
Este estudio se realizó con 363 muestras de suero de pacientes que acudieron al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias, Tenerife, a quienes se realizó una determinación de la troponina I y a los que se les congeló el suero sobrante.
Entre sus resultados se destaca que:
- Los plaguicidas más frecuentes fueron piretroides (96,1%), organofosforados (93,9%) y organoclorados (92,3%).
- En el 81% de los sujetos se detectó bifentrina y malatión, ambos considerados neurotóxicos y el último un obesógeno ambiental sin uso autorizado en la actualidad.
- En el 50% de las muestras se encontró hexaclorobenceno, DDT y buprofezina.
- Los plaguicidas considerados disruptores endocrinos se hallaron en el 97,2% de las muestras.
Estos hallazgos son particularmente preocupantes ya que el uso de algunos de estos compuestos químicos como son el DDT, el hexaclorobenceno y el lindano están prohibidos en España desde los años 70 y, además, tal como indica una nota de prensa reciente de la Gaceta Sanitaria “diversos estudios señalan la capacidad de los organofosforados y de los piretroides de inducir neurotoxicidad tras exposiciones crónicas a bajas concentraciones. También se han relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson y de trastornos neurocognitivos, especialmente en niños. El malatión, por su parte, es capaz de producir alteraciones metabólicas y predisposición a la ganancia de peso”2.
La ATSDR3 (agencia para substancias tóxicas y registro de enfermedades del CDC estadounidense) precisa que las principales vías de entrada de estos tóxicos en el sistema sanguíneo de la población no expuesta laboralmente es la alimentación (ya que se utilizan para rociar los campos de cultivo y desparasitar el ganado), su uso como insecticidas domésticos en el interior de las viviendas y, eventualmente, su liberación en el ambiente durante el proceso de fabricación.
En suma, este estudio proporciona argumentos adicionales para no usar insecticidas domésticos y, además, abonarse al consumo de alimentos biológicos.
- Burillo-Putze, G. et al. Exposición a plaguicidas persistentes y no persistentes en población no expuesta laboralmente de la isla de Tenerife. Gac Sanit.2014;28:301-4.
- http://bloggaceta.elsevier.es/?p=250
- http://www.atsdr.cdc.gov/es/phs/es_phs155.html