Dosis muy altas de la vitamina C parecen sensibilizar las células cancerosas frente a tratamientos quimioterápicos y mejorar sensiblemente la supervivencia de los pacientes

El pasado lunes 03 de abril la revista Redacción Médica difundía los resultados de unos ensayos clínicos en fase I que sugieren que infundir regularmente a los pacientes con cáncer de cerebro y pulmón 800-1.000 veces la cantidad diaria recomendada de vitamina C es una estrategia que posee abundantes beneficios para mejorar los resultados de los tratamientos estándar contra el cáncer.
En efecto, un trabajo presentado recientemente en Cancer Cell1 por investigadores de la Universidad de Iowa muestran las vías por las cuales altas dosis de vitamina C afectan el metabolismo del hierro alterado en las células cancerosas y no las células normales, y que ello conduce a una mayor sensibilidad y a la muerte o apoptosis de las células cancerosas.
Según argumenta Garry Buettner, uno de los primeros investigadores en proponer ya hace más de 40 años que las células cancerosas podrían tener vulnerabilidad a los compuestos activos redox, este estudio pone de manifiesto una debilidad metabólica en las células cancerosas derivada de su propia producción de agentes oxidantes, lo que permite utilizar compuestos activos de reducción de oxidación [redox], como la vitamina C, para sensibilizar a las células cancerosas a la radiación y la quimioterapia.
Estas conclusiones se sustentan en un estudio clínico de fase I que incluyó a 11 pacientes evaluables afectos de cáncer cerebral que recibieron tres infusiones de vitamina C a la semana durante dos meses, seguidas de dos infusiones por semana durante siete meses mientras recibían radiación y quimioterapia de atención estándar. El objetivo de cada infusión era aumentar la concentración de vitamina C en la sangre de un paciente a 20.000 µM, en comparación con un nivel de sangre de aproximadamente 70 µM encontrado en la mayoría de los adultos. Según los investigadores se necesitan dosis muy altas porque la vitamina C tiene una vida media de aproximadamente dos horas en la circulación de los seres humanos; y por lo que respecta a los efectos adversos observados es de destacar que tan solo se registraron viajes frecuentes al cuarto de baño y boca seca. Rara vez, algunos pacientes desarrollaron presión arterial alta que disminuyó rápidamente después de la infusión.
Además, la inocuidad de la vitamina C para las células normales es bien conocida desde hace mucho tiempo, tanto más cuanto el grupo de investigación de Iowa encontró que niveles anormalmente elevados de moléculas redox de hierro activo (un subproducto del metabolismo mitocondrial anormal) del tejido tumoral reaccionan con la vitamina C para formar peróxido de hidrógeno y radicales libres derivados del peróxido de hidrógeno. Se cree que estos radicales libres causan daño al ADN selectivamente en las células cancerosas (frente a las células normales), lo que conduce a una mayor muerte de las células cancerosas, así como a la sensibilización a la radiación y a la quimioterapia de las células tumorales.
Actualmente, se están iniciando estudios de seguridad (ensayos clínico de fase II) que buscan si la dosis alta de vitamina C es efectiva para prolongar la vida útil general y la calidad de vida de los pacientes sometidos a radiación y quimioterapia. Los autores están actualmente inscribiendo a pacientes con cáncer de pulmón en estadio IV y pronto comenzarán a inscribir a personas con glioblastoma multiforme (cáncer de cerebro) en estos ensayos de fase II.
Los científicos esperan que se puedan mejorar las respuestas del cáncer cerebral a la radiación y la quimioterapia y lograr hasta medio año más de supervivencia, ya que los resultados de la fase I muestran un incremento en la supervivencia general de entre cuatro a seis meses en los 11 pacientes con glioblastoma multiforme (18-22 meses) frente a la supervivencia de 14-16 meses típicamente observada con el tratamiento estándar.