DERMATITIS ATÓPICA

La piel sana ayuda a conservar la humedad y ofrece protección contra las bacterias, los irritantes y los alérgenos. La dermatitis atópica (DA), también conocida como eczema atópico, es una enfermedad inflamatoria cútanea crónica de la piel y suele exacerbarse con brotes periódicos. El eczema está relacionado con una variación genética que afecta la capacidad de la piel de proporcionar esta protección. Esto da lugar a que la piel se vea afectada por factores ambientales, irritantes y alérgenos.

 

La DA es una patología que predominantemente infantil, empezando a los 2 a 6 meses de edad, la cual se puede extender hasta la adolescencia. La mayoría de los pacientes superan la DA en estas etapas, pero alrededor de un 5-10% continúa persitiendo eczema en la edad adulta o experimentan una recaída de los síntomas después de algunos años sin ellos.

 

Se trata de una enfermedad multifactorial que resultaría de la interacción de factores genéticos, ambientales, defectos en la función barrera y una serie de factores inmunológicos. Se presenta a menudo en familias con enfermedades atópicas (dermatitis atópica, asma bronquial y/o rinoconjuntivitis alérgica). Siendo una de las enfermedades cutáneas más frecuentes. En algunos niños, las alergias alimentarias pueden incidir en la aparición de eccemas.

 

Se estima que la prevalencia de DA en adultos oscila entre el 2-5% (según estudios), y lo hace mayoritariamente en formas leve-moderada (sólo un 0,08% presenta DA grave).  La severidad de la DA se basa considerando el eritema, la infiltración, las excoriaciones y la extensión de las zonas afectadas.

 

SIGNOS Y SÍNTOMAS

Los signos y síntomas de la dermatitis atópica varían ampliamente de una persona a otra y comprenden los siguientes:

  • Prurito: Picazón, que puede ser grave, especialmente durante la noche
  • Eritema: Enrojecimiento o inflamación de la piel alrededor de las ampollas
  • Piel seca en todo el cuerpo o zonas de piel con protuberancias
    • pigmentación en la piel inferior o superior al tono normal (ver piel anormalmente oscura o clara).
    • se localizan comúnmente en la parte interior del codo o detrás de la rodilla.
    • se pueden propagar al cuello, las manos, los pies, los párpados, la parte superior del pecho y los párpados, detrás de la rodilla o los labios.
  • Erupción cutánea:
    • en niños menores de 2 años las lesiones de piel empiezan en el rostros, cuero cabelludo, los codos o las rodillas.
    • en los adultos la erupción compromete con más frecuencia las superficies flexoras (internas) de las rodillas, los codos y tobillos (sobre todo).
  • Excoriaciones: Piel en carne viva (excoriación), sensible e inflamada por rascarse
  • Infiltración: Pequeñas protuberancias o ampollas que supuran y forman costras
  • Zonas gruesas o con apariencia de cuero, agrietada y escamosa, lo cual puede ocurrir después de rascado o irritación prolongados
  • Pus y sangrado del oído (no es muy frecuente).

 

PREVENCIÓN

No se ha encontrado una cura para la dermatitis atópica. Sin embargo, los tratamientos y las medidas higiénico-sanitarias de cuidado personal pueden aliviar la picazón y prevenir nuevos brotes de dermatitis.

Algunas medidas recomendadas son:

  • Hidratación: Mantener la piel humectada mediante el uso de cremas emolientes, ungüentos o lociones 2 o 3 veces al día para mantener la humedad de la piel. Con la ayuda de tu farmacéutico, elige uno o varios productos adecuados para ti.
  • Desencadenantes: Intenta identificar y evitar desencadenantes que empeoren la afección. Algunos factores que empeoran los síntomas son:
    • Alimentos, como leche, soja, trigo, y especialmente el huevo, pueden causar una reacción alérgica en niños pequeños (consulte con tu médico antes).
    • Otros alimentos irritantes (fresas, melocotones, mariscos, cítricos, picantes, etc) en grandes cantidades pueden provocar brotes (no eliminar de la dieta sin consultar con tu médico antes).
    • Alérgenos, como el polvo y el polen.
    • Evita sustancias irritantes, como pelo animal, lana, tejidos sintéticos y lanolina.
    • Jabones o detergentes fuertes, al igual que químicos y disolventes
    • Cambios súbitos en la temperatura corporal y el estrés, lo cual puede causar sudoración.
    • Evita la sequedad ambiental
    • Exposición solar controlada, algunos casos incluso se desaconseja. Usa siempre protección solar.
    • Viste con ropa ancha, de algodón o fibras naturales. Corta la etiquetas y evita costuras. Los roces pueden desencadenar brotes.
  • Baños: Al lavarte o bañarte ten en cuenta:
    • Limita el tiempo de exposición de la piel al agua a 5-10 minutos.
    • Usa agua tibia en vez de caliente.
    • Usa sólo jabones y geles de baño suaves para el cuerpo en lugar de los jabones regulares. El pH fisiológico de la piel es de 5.5, son lo que debes buscar. Los jabones antibacteriales y desodorantes pueden eliminar más aceites naturales y secar la piel.
    • Sécate con cuidado. Después de tomar un baño, seca la piel dando golpecitos delicadamente con una toalla suave. No frotes ni seques la piel con demasiada fuerza ni por mucho tiempo.
    • Aplica cremas, lociones o ungüentos en la piel mientras aún esté mojada después de bañarte para preservar la humedad.
  • Evita rascarte: A pesar que sea difícil, romper el ciclo picor-rascado evitará que empeoren las lesiones. Usa humectantes, cremas de corticoesteroides tópica o anthistamínicos que te prescriban. Manten tus uñas bien recortadas. Usa guantes suaves al dormir si el rascado de noche es un problema.

 

MEDICAMENTOS

Los tratamientos actuales se recomienda en función de la gravedad de la DA y de sus complicaciones. Un tratamiento óptimo para la DA, además de mejorar los signos clínicos como la reducción de la inflamación de la piel y mejorar la función de la barrera de esta, también debe suponer una mejora en la carga de la enfermedad. En este sentido, a la hora de elegir un tratamiento, debe tenerse en cuenta no sólo las evaluaciones médicas objetivas de la gravedad de la enfermedad, sino también la evaluación subjetiva de los pacientes, por lo que evaluar el grado de satisfacción del paciente a su tratamiento es crucial para aumentar la adherencia y finalmente reducir la carga de la enfermedad.

Los tratamientos a continuación detallados siempre deben administrarse bajo prescripción médica y durante el tiempo indicado. Los tratamientos habituales para el manejo de la DA son:

  • Medidas higiénico sanitarias explicadas en la sección anterior de Prevención. Un correcto cuidado personal es la primera medida para los casos leves de DA.
  • Cremas hidratantes, cremas protectoras que contengan ceramidas.
  • Corticoesteroide tópico de potencia baja-media para controlar la picazón y ayudar a reparar la piel. Se deben aplicar siguiendo las instrucciones después de humedecer la zona. Existen distintos tipos de corticoides cuya elección depende de la edad del paciente, de la extensión de las lesiones y de la morfología de las mismas.
  • Inmunomoduladores tópicos como son los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus y pimecrolimus tópico) para pacientes a partir de los 2 años de edad, especialmente si no responden tras la aplicación de los corticoides tópicos. Actuan sobre el sistema inmunitario para ayudar a controlar las reacciones cutáneas. Aplícalos siguiendo las instrucciones después de humedecer la zona. Evita la luz solar intensa cuando utilices estos productos.
  • Antibióticos tópicos en caso de tener una infección bacteriana en la piel, una úlcera abierta o grietas. Pueden incluso prescribirte antibióticos orales durante un período breve para tratar la infección.
  • Antihistamínicos orales para el control de la picazón o las alergías. Según el tipo de antihistmínico en ocasiones para aprovechar su efecto sedante para el descanso nocturno. No se deben usar antihistamínicos por vía tópica.
  • Fototerapia: aprovecha el efecto antiinflamatorio de la radiación solar. Este tratamiento se utiliza en personas que no mejoran con tratamientos tópicos o que vuelven a presentar una exacerbación rápida después del tratamiento. La forma más simple de fototerapia (terapia con luz) consiste en exponer la piel a una cantidad controlada de luz solar natural. Otras formas utilizan luz artificial ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) de banda estrecha sola o con medicamentos. Hay que tener en cuenta que no está indicado en menores de 12 años salvo excepciones.
  • Tratamientos sistémicos: Medicamentos orales para controlar la inflamación para los casos más graves.
    • Corticoestoroides orales como prednisona. Estos medicamentos son eficaces, pero no pueden utilizarse durante un tiempo prolongado debido a los posibles efectos secundarios. Producen una gran mejora pero pueden crear dependencia ya que al suspenderlo puede haber rebrote. Su uso repetido no está recomendado en la actualidad, sólo de manera muy breve y ocasional.
    • Inmunosupresión sistémica (adultos): Metotrexato, Azatioprina, Ciclosporina.
    • Anticuerpos monoclonales. Son los denominados medicamentos biológicos como dupilumab. Se administran de manera endovenosa. Son recomendados a pacientes a partir de 12 años que son candidatos a tratamiento sistémico y se encuentran en fase moderada a grave; niños en fase grave de 6 a 11 años. Se utiliza para tratar a pacientes con una enfermedad grave que no responden bien a otras opciones de tratamiento. Son medicamentos nuevos y elevado coste.
  • Otras terapias
    • Vendajes húmedos. Un tratamiento eficaz e intensivo para la dermatitis atópica grave comprende envolver la zona afectada con corticoesteroides de uso tópico y vendas húmedas. A veces, se hace en el hospital en personas que presentan lesiones generalizadas debido a que es un trabajo intenso y requiere la pericia del personal de enfermería. También puedes pedirle al médico que te enseñe cómo realizar esta técnica en tu hogar.
    • Asesoramiento psicológico. Hablar con un terapeuta u otro consejero puede ayudar a las personas que se sienten avergonzadas o frustradas por su enfermedad de la piel.
    • Relajación, modificación de la conducta y biorretroalimentación. Estos enfoques pueden ayudar a las personas que tienen el hábito de rascarse.